Salinas Dolores
Parque Natural Bahía de Cádiz
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El río Arillo y su encuentro con la bahía de Cádiz dibujan un recorrido llano que se acerca a las antiguas explotaciones salineras, hoy convertidas en vivero de abundantes especies.
Numerosas aves acuáticas, que es posible contemplar tranquilamente en los miradores habilitados al efecto, acompañan al visitante a lo largo de este sendero que ofrece, desde el Sur, una panorámica de la bahía de Cádiz, antes de abrirse al océano definitivamente.
El recorrido permite conocer el denominado saco interior de la bahía, una superficie ocupada por aguas poco profundas que constituyen las planicies mareales, praderas submarinas donde plantas especializadas procuran refugio y alimento a aves y peces.
Fuente: Diputación Provincial de Cádiz
Este sendero nos ofrece la oportunidad de acercarnos a las grandes planicies fangosas de la Bahía de Cádiz, utilizadas por multitud de aves para obtener su alimento en la bajamar. Para contemplarlas sin molestar encontramos un observatorio de aves apoyado en el mismo sendero. Aquí podemos hacer un alta en el camino y disfrutar del paisaje.
Junto al observatorio, encontramos unas tradicionales compuertas que aprovechando las mareas permiten la entrada y salida de agua en la salina. Desde estas compuertas, cuando la salina estaba en explotación, el agua entraba a una gran zona de almacenamiento (estero) desde donde a través de una serie de largos canales en zig-zag (lucios y vueltas) era conducida a los cristalizadores, donde la sal precipitaba y era recogida y acumulada en montones, muy visitables a distancia por su luminoso color blanco.
Siguiendo el sendero llegamos a un nuevo observatorio mirador, construido aprovechando la edificación de un antiguo transformador eléctrico. Desde aquí se tiene una vista inmejorable del saco de la Bahía, flanqueado por Cádiz (noroeste), Puerto Real (noreste) y San Fernando (este). También se ven algunos de los parques de cultivo de moluscos, que se distinguen por sus “bosques” de palos clavados sobre el fango.
En invierno no es difícil observar grandes bandos de ánades silbones que, procedentes de tierras frías, encuentran en la Bahía de Cádiz una ambiente más acogedor. La presencia de aves limícolas y zancudas es habitual en cualquier época del año por lo que, mientras recorremos el sendero, podremos ver con bastante probabilidad correlimos, chorlitejos, archibebes, espátulas, flamencos y demás habitantes del Parque Natural Bahía de Cádiz.
Fuente: Turismo San Fernando